Todo empieza en 1840, cuando Jaume Vendrell abre un comercio de joyería y taller junto a la parroquia del Carmen, en una Barcelona aún por imaginar. Poco después, su hijo Carlos Vendrell Castellà —también regidor del Ayuntamiento de Sants— inaugura una joyería en ese barrio, entonces aún independiente de la ciudad.

Así nace un proyecto familiar con vocación artesanal y visión de futuro, que generación tras generación consolidará una forma singular de entender el lujo.

Los años cincuenta marcan una nueva etapa de expansión. Se inaugura una tienda en la Avenida Diagonal, que pronto se convierte en uno de los referentes europeos. A la vez, la firma se expande a Madrid con Vendrell Joyeros, en la Gran Vía – Fuencarral, liderada por Lluis Vendrell i Sàlvia, quinta generación. Cada apertura refuerza el compromiso con la excelencia, el diseño y una atención cercana, propia de un negocio familiar que entiende el tiempo como un valor.