Desde que en 1833 Antoine LeCoultre fundara su primer taller de relojería, la manufactura suiza mantiene su patrimonio de invención, creatividad y talentos técnicos bajo el mismo techo. Entre sus creaciones, se encuentran relojes tan icónicos como el Reverso, ideado a petición de un grupo de oficiales británicos que querían un reloj capaz de soportar los golpes durante un partido de polo. Hoy en día es una de las piezas más emblemáticas y exclusivas de la relojería de lujo.